lunes, 26 de septiembre de 2011

"PARA QUE POSEAS LA TIERRA..."



Foto: El cuarto de rescate del Inca Atahualpa. Cajamarca, Perù
EL DISCURSO POLÍTICO DE INCLUSIÓN DEL GOBIERNO PERUANO AÙN ESTÀ VERDE Y NO DA EN EL BLANCO CON EL PROBLEMA REAL : LA PROPIEDAD DE LOS RECURSOS Y EL BENEFICIO DE LA EXPLOTACIÒN




Los últimos 20 años de globalización han venido acompañados de contradictorios fenómenos. Uno de ellos, el resurgimiento –a causa de la toma de conciencia, en un mundo abierto y de desplazamiento general- de la identidad nacional en su aspecto màs nuclear: La etnia (de “ethnos”, tèrmino de origen eslavo que significa “los que no son como nosotros”), la comunidad nativa, la tribu. Y no importa cuànto la sociología predijo este impensado retorno a raíces por largos siglos despreciadas. Pocos previeron la fuerza, la radicalidad con que resurgirìa la percepción del “somos indígenas, y nuestros derechos son porque lo somos”.


Pero si bien la sociologìa describe el fenómeno de resurgimiento étnico, hay algo que falta, especialmente de un sector de la población mundial que debería sentirse poderosamente compelido a embanderar derechos indígenas. La identidad étnica es medular en el pensamiento bíblico; es el elemento fundamental de la nación jurídicamente organizada (2), el objeto de instrucción nacional en un modelo social, polìtico y económico conducente al progreso, y es, entre otros muchos, actor principalìsimo en la conclusión gloriosa de los tiempos (3), es decir, hacia esa “reunión y resurgimiento de toda tribu, lengua, pueblo y nación” es que marchamos. ¿Podemos ignorarlo? Miremos la historia del mundo y podremos fàcilmente comprobar que a mayor olvido y abuso de las comunidades nativas, mayores problemas sociales se han originado, no siempre reconocidos, a veces ocultos intencionalmente, pero sin que ello signifique que sus consecuencias no se hayan dado.


Es por ello, por su innegable nuclearidad en el desenvolvimiento de tiempos y sociedades que el problema de las etnias debe ser tomado como señal de los tiempos: el retorno a lo que es esencial en el ser humano, su identidad y su conciencia colectiva, fenómeno sin el cual es imposible organizar sociedades pacìficas y progresistas.


Y es que los problemas entre comunidades nativas, Estados y grupos de inversión no son únicos a una parte del mundo o a un país. Están “en boga” en todas partes, son noticia diaria, y lamentablemente, cuando hay una solución positiva de beneficio general, no se publicita como aquello que se usa con fines políticos, que se centra en conflicto, lucha armada, violencia y muerte. Podemos ver brevemente como este tema se da en diversos lugares del mundo.


En el corazón del Amazonas colombiano se está dando un conflicto a imagen y semejanza de la exitosa película Avatar: comunidades indígenas ancestrales se enfrentan a una minera empresa canadiense que busca oro en su territorio sagrado. Cristina Castro, de SEMANA, estuvo en el epicentro de la polémica .


Leonardo Rodríguez Makuna está convencido de que el día en que los mineros pisen el chorro de La Libertad será el fin de su etnia. Para ellos, esa caída de agua es la fuente de la vida. Es un territorio intocable. A este líder indígena del Vaupés no le cabe duda de que con los extranjeros llegará la cerveza, la deforestación, el dinero fácil, la muerte de la cultura. "Todos los indígenas que se metieron con el oro hoy están extintos. El oro es el reflejo de la luz en la tierra, es tan sagrado que es mejor dejarlo quieto", advierte sentado en una casa a orillas del río Apaporis, mientras cuadra en qué canoa podrá llegar al debate en que 300 indígenas de la región discutirán este dilema. "Igual, como están las cosas ahora, ya comenzamos a morir". A lo que Leonardo se refiere con "ahora" es al conflicto que desde hace tres años tiene enfrentados a 1.200 indígenas ancestrales, al sistema estatal de protección del medio ambiente y a Cosigo, una empresa minera canadiense que quiere asentarse en la región de ese lugar sagrado que hoy es parque natural . Esta batalla, que juega su último round en la Corte Constitucional pero que está sucediendo en un punto perdido en la mitad de la selva, en los límites del departamento del Amazonas con el Vaupés, significa todo para 19 comunidades indígenas dueñas de ese territorio, según registros arqueológicos, desde hace casi diez mil años.


En el Perù, hace cinco siglos se diò el llamado “rescate más caro de la historia” en la plaza principal de Cajamarca al ser capturado Atahualpa, ùltimo gobernante del Tahuantinsuyo, quien ofreció a Francisco Pizarro un cuantioso rescate para su liberación. Ejecutado Atahualpa un año más tarde, y pasados los tesoros traídos de todo el imperio a manos de los conquistadores, fueron aquellos enviados a España, convirtiéndose en esa ocasión en el Estado más poderoso del mundo gracias al tesoro de los Quechuas. Este es el hecho inicial de una historia peruana de abuso, avaricia y muerte. Hoy casos como el de Yanacocha marcan al Perù con historias de descuido medioambiental –aparentemente ya atendido, pero a la fuerza- pobreza, desnutrición infantil, brechas de ingreso, y atraso de pueblos nativos. El yacimiento de oro de Yanacocha (con los de Maqui Maqui y Cerro Corona) es muy productivo, se encuentra ubicado a 27 kilómetros al norte de la ciudad de Cajamarca, actualmente es la segunda mina a nivel mundial, tanto por el volumen de producción, como por la extensión del yacimiento, exportando 5 veces más que las demás auríferas nacionales juntas.



Minera Yanacocha es un consorcio de Newmont Mining Corporation (51,35%), Compañía de Minas Buenaventura (44,65%) y del Banco Mundial-IFC (5%), y extrae según el INEI entre 2,5 (1993) y 102,3 (2005) toneladas métricas anuales de oro, además de cobre, plata, plomo y zinc, representando aproximadamente la mitad de la producción anual aurífera (2005) del Perú. Minera Yanacocha solo aporta entre el 0,01% (1993) y el 1,17% (2005) al PBI peruano. Mientras esta mina es una de las màs ricas del mundo, según el Mapa de Pobreza elaborado por el Ministerio de Economía y Finanzas (2001), Cajamarca se encuentra entre los 5 s departamentos con mayor número de pobres y con mayor pobreza relativa junto a Huancavelica, Ayacucho, Huánuco y Cusco.







Chile no queda atrás en cuanto a problemática nativa. En el documento Estudio de la Legislación Oficial Chilena y del Derecho Indígena a los Recursos Hídricos se declara con contundencia el hecho de que el discurso político poco ha ofrecido aùn en un país como Chile, admirado y envidiado por otras naciones latinoamericanas, en el que se supone las condiciones de inversión y desarrollo inclusivo, tendiente a la reducción de pobreza han obtenido resultados considerados como excelentes:

“Los medios de comunicación más tradicionales en Chile agudizan el escenario de conflictos y enfrentamientos entre empresas madereras, comunidades indígenas e instituciones estatales sobre la propiedad de la tierra y la gestión de los recursos naturales.

En las tierras afectadas, son relativamente pocos los grupos que se enfrentan directamente con los guardianes de las empresas forestales o los carabineros para dirigir el interés público a la desigualdad y marginalidad comparativa de sus comunidades con el resto del territorio nacional. No obstante, la problemática a fondo -los regímenes de derechos de propiedad de tierra y agua- que si bien han ido cambiando en su historia, variando entre diferentes conceptos de propiedad individual y colectiva, con diferentes grados de consagración en leyes formales, definitivamente no juegan a favor del derecho ni la gestión local de las comunidades indígena-campesinos, ni calman los ánimos de determinados grupos de jóvenes indígenas dispuestos a enfrentarse a las autoridades locales.”

En el resto del documento es obvia la lucha para recoger en forma de ley los derechos nativos a los recursos, su uso y usufructo. Mostrado en palabras de un especialista en derechos de propiedad de aguas de Chile , quien en aparente desesperación exclama: "...in summary, by the late 1970´s Chilean water rights system was a mess" es decir, hacia fines de los años 70 el sistema de derecho de aguas era un lìo. (Bauer, 1995:46).

Hablando de los problemas causados por el descontento de las etnias, el economista peruano Hernando de Soto, director del Think Tank “Libertad y democracia”, quien afirma sin pestañear que “todos venimos de una tribu” habla de las implicancia polìticas y el impacto consecuente en el desarrollo de un país cuando se refiere a los conflictos por la propiedad de la tierra y sus recursos: Lo que significa es que se avecinan grandes problemas. Lo que nos sucedió en la amazonía peruana [donde 22 policías murieron en enfrentamientos con indígenas] es sólo el comienzo. Podría explotar. De repente, en todas partes, veremos cómo se toman minas, cómo se rompen las negociaciones con los sindicatos y cómo se movilizarán [líderes de izquierda] como Hugo Chávez y Evo Morales. La brecha social, o la brecha de clases si desea usar el término marxista está en alza .

Debemos precisar en todo este argumento, que no es sino un botón de muestra de la realidad a nivel mundial, cuàl es la repetitiva –y en realidad única- causa del conflicto, es decir, la propiedad, no sòlo de la tierra, sino de los recursos en ella y de los beneficios que otorga su explotación. Y es aquí donde lamentablemente hay màs ojos ciegos y oìdos sordos: Las mismas corporaciones de caràcter multinacional que en países desarrollados hace ya tiempo obedecen a sistemas legales los cuales incluyen a las comunidades nativas en un esquema de propiedad de la corporación, van a países como los latinoamericanos y pretenden volver al modus operandis colonialista que por supuesto los nativos detestan, y todos debiéramos detestar.

El ejemplo perfecto lo podemos tomar de un caso publicado hace unos años en el Diario Tiempos del Mundo , el caso de Perro Rojo, la mina de zinc màs rica del mundo. Ya para 1971, los nativos, esquimales de Alaska, organizados en corporaciones dijeron “no” a COMINCO y sus intenciones de explotar la mina. Los nativos prefirieron a sus nutrias, peces y renos, y no al avance de la tecnología. Para poder operar, COMINCO tuvo que soltar prenda, y no sòlo ofrecer proyectos de cuidado del medio ambiente sino un programa completo de capacitación técnica para emplear en un 100% a nativos, pactar con el Gobierno local la construcción de infraestructura para hacer el proyecto competitivo. No fue todo. COMINCO tuvo que incluir en su nòmina de socios corporativos a las comunidades nativas. Los nativos ganan sueldos, han empezado negocios asociados a la minera, y TAMBIÈN reciben ganancias de las acciones de su propiedad en la corporaciòn.

Mucho se habla de propiedad, y de derechos nativos, pero los conceptos vienen de una categoría de pensamiento influenciada por tendencias marxistas que contemplan al capital como el rastrero explotador. El tèrmino “sobreganancia” es una muestra de ello, el cual descalifica al buen desempeño empresarial y la coyuntura favorable, matando asì a la gallina de los huevos de oro: La eficiente productividad. Por el otro lado, el de la avaricia capitalista, en tìpica actitud política, mezcla de desprecio a lo indígena, y ojos desorbitados ante las posibilidades de una cuantiosa inversión, gobernantes sin la conciencia nacional requerida ignoran que no es la “redistribución” a través de obras sociales lo que trae paz y prosperidad, sino la distribución de la propiedad, sus recursos y la asociación corporativa para explotarlos lo que trae un esquema de desarrollo inclusivo. Pasemos de marxismos y capitalismos a una categorìa màs clara y precisa: LA PROPIEDAD - no sòlo del suelo, sino de los recursos, y por tanto de los beneficios de explotaciòn- ES UN DERECHO INHERENTE A TODO SER HUMANO.

Y eso… està en la Biblia. ¿Veremos el dìa en que, al jurar sus cargos presidenciales sobre ella, los nuevos gobernantes sean concientes de lo que juran?


Ana Roncal


(1) Deuteronomio 8.1
(2) (Exodo 20) Inicio de la historia de Israel como Estado-Naciòn jurìdicamente organizado
(3)Apocalipsis 7:9

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