jueves, 21 de julio de 2011

LOS PUEBLOS FELICES NO TIENEN HISTORIA


Ginebra - Suiza, Ciudad distinguida de la Reforma Protestante

LA DISCIPLINA DE GOBIERNO DEBE MARCAR LÌMITES AL JUEGO POLÌTICO Y BUSCAR CRITERIOS CIERTOS DE DIRECCIÒN PARA UNA NACIÒN

Los demòcratas griegos tuvieron que hacerlo: Cuando las demes observaron que alguien emergìa como un peligro para el poder popular, simplemente se reunían en asambleas de un mínimo de seis mil ciudadanos de la polis, y escribìan el nombre del potencial tirano en un trocito de cerámica. De ese modo, el político indeseable quedaba ostracizado por 10 años (“Ostracismo” es un tèrmino derivado de Ostrakon, el trozo de ceràmica usado para escribir) exilado a un lugar alejado, una isla lejos de la polis. Con todo, los griegos y su democracia, la cual data desde el siglo V a.C. nunca dejaron de tener problemas, y serios. Por ejemplo no dejaron de justificar la esclavitud, con lo cual la democracia quedaba restringida sin lugar a discusión. Ademàs, el ostracizado podìa volver despues de 10 años a tallar en asuntos polìticos… lo que es un lugar comùn en la política de nuestros tiempos y en la falta de memoria de los pueblos, muy claro en naciones latinoamericanas.

Por màs que la democracia griega es capitulo obligado e indispensable en toda curricula en Ciencia Polìtica, el concepto de “lucha por el poder” que desarrollaron desde ese tiempo, ha demostrado ser insuficiente para solucionar problemas sociales. Lo mismo podemos decir de La República Romana que desarrollò hacia la forma imperialista y tirana del Principado de los Cèsares.

En el mundo entero hoy, el debate político ocupa un lugar preponderante en la atención de los pueblos, y del mismo modo que con la democracia griega, parece no haber soluciones a ciertos problemas. Desde el hemisferio norte al sur, y de oriente a occidente, encontramos si no similares, preocupantes condiciones de desempleo, acalorados debates acerca de si el Estado debe elevar sus “gastos sociales” y con ello, los impuestos para atender, cual Genio de Aladino, a todas las necesidades de una población que va perdiendo, aùn con las medidas màs “socializantes” de la historia, poder no sòlo adquisitivo sino creativo, capacidad emprendedora, libertad para producir bienes y servicios; si cobrar a los màs ricos las “sobreganancias” o si debe de dejar ciertos programas sociales para cobrar menos impuestos y promover asì el espíritu empresarial. En lugar de matar a la gallina de los huevos de oro, la empresa inversora, habrìa que preguntarse si el hábil gerenciamiento puede ser castigado con semejante concepto, y si no habrìa que revisar màs bien la manera en que una corporación productiva se constituye, incluyendo a todos los que deberían ser accionistas en una iniciativa empresarial, de modo que en lugar de “sobreganancia” se obtengan ganancias en base a la propiedad de la corporaciòn
(1). Màs que un asunto político, es un tema moral, de voluntad de reconocer a quiènes realmente son propietarios de los recursos en una nación que cuenta con la ignominiosa costumbre de maltratar a sus pueblos nativos. Pero “moral” no es un tèrmino aceptable en la política maquiavélica.

Podemos verlo en casi todo el mundo, especialmente en las naciones problema de estos días, por ejemplo Grecia, Portugal, Irlanda y España en Europa, Estados Unidos en Norteamèrica, varios paìses andinos en Sudamèrica… la lista no escatima continentes. No importa cuànto se diga, y cuàn democráticos estos países pretenden ser… igual que los griegos, no hallan justicia y equidad para todos. Igual que la Roma de la Repùblica al Principado, los esquemas políticos y económicos son sometidos a constantes reformas… pero las protestas, las huelgas y el desacuerdo continúan, y ellas son la perfecta caja de incubación del caudillismo, del personalismo polìtico y de las tiranìas de Estado. Porque en los países que se autoconfesan los màs democráticos, tal democracia no es sino una idealización que permite a los grupos de poder manipular a los electores.

La pregunta sería ¿Qué puede permitir a una sociedad salir de ese conflicto interminable entre los tres sectores clave “Estado social-pueblo descontento-grupos de poder financiero y productivo”? Aquì es necesario recordar una famosa frase: “Los pueblos no aprenden de su historia”. Porque ella, y la investigación acadèmica de las casi ya dos últimas dècadas, nos muestran no sòlo què naciones han tenido mejores resultados de acuerdo al grupo de civilización que conforman, grupos que en casi todos los casos se han conformado històricamente de acuerdo a la religión, sino tambièn, en dònde el ser humano tiene la percepción de estar màs satisfecho (2). Es fácil ver que las naciones con mejores esquemas sociales, las màs representativas en su esquema polìtico, al menos en un perìodo de su historia, pertenecen siempre al mismo racimo de naciones con claros fundamentos del Cristianismo Bíblico. Y ellas ostentan también esquemas de propiedad, ética de trabajo, ahorro familiar claramente superior al de otros racimos civilizacionales. “Last but not least”, mencionado al final pero lo màs importante: Fueron pueblos con una ètica cierta, no promotoras del “pluralismo ideològico” con el que difícilmente una sociedad puede ponerse de acuerdo y marchar a pasos agigantados hacia el progreso.

Una frase màs, extraìda de un baùl de recuerdos sin dueño: “los pueblos felices no tienen historia”.La clase polìtica, los educadores en Ciencia Polìtica, deberían mirar a aquellos países con la mejor calidad de vida del mundo, aquellos que prácticamente no tienen corrupción. La Ciencia Política, tanto como la historia de la gerencia, estàn llenas de conocimiento trasnochado y fracasado, de maquiavelos y de richelieus, de socialismos inoperantes y estatistas, y de imperialismos, y casi nunca en sus ámbitos se menciona la historia de los pueblos protestantes escandinavos, de la Suiza de Calvino, de la Holanda de Kuyper, historias que han quedado sepultadas por la ola del pluralismo y el humanismo que hace de no pocas de esas naciones hoy naciones ya en decadencia. Indaguemos de los conocimientos de la mayoría de políticos conocidos. Mientras la mención de Macchiavelo, Hobbes o Marx es casi segura, será muy difícil que sepan con certeza còmo Suiza logró tanta equidad y educación inclusiva en siglos pasados, o còmo la Finlandia de hoy obtuvo un índice cero de corrupción. La historia de naciones realmente exitosas –no sòlo hegemónicas o poderosas militarmente- es casi desconocida a la “clase política” que por ello, por su falta de entendimiento de criterios ciertos no puede realmente gobernar sociedades.

Y ya que al parecer los pueblos felices no tienen historia, hurguemos hasta hallarla. Por que en realidad sì la tienen. Al igual que las raíces profundas de un árbol frondoso, los fundamentos de una sociedad pacìfica y pròspera están ocultas en historias no contadas, y ello es cierto en especial de muchos pueblos europeos cuya falta de truculencia los hace pasar desapercibidos por los noticieros. En este tiempo de política hìbrida, de alianzas partidarias incomprensibles, de jaloneos para dar y quitar funciones al Estado, de discurso socializante para calmar a las poblaciones desempleadas, subempleadas y temerosas del futuro, es necesario mirar a aquellos pueblos en donde casi no se ha escuchado el fragor de batallas dignas de ser incluidas en la historia universal, aquellas en donde cada etnia encontró su valor , en donde la educación para todos, la ètica de trabajo y la propiedad generalizada fueron piedras fundamentales. Pueblos todos que supieron, antes que de “pluralismo ideológico”, de un campo unificado de conocimiento(4) sobre el cual consensuar en lo que tiene valor y la manera de preservarlo. Países que conocieron la perspectiva teìsta bíblica de la vida.

(1)De paso, cuando se distribuye la propiedad de los medios, el Estado ya no tiene que redistribuir ganancias vìa impuestos.
(2)Ver: The World Values Survey http://www.worldvaluessurvey.org/
(3)En Suiza, el parlamento sostiene plenarias en los lenguajes de todos sus grupos étnicos originales, y el nombre original de la nación es “Confederaciòn Helvética”, una confederación de las tribus helvéticas que la poblaron desde la antigüedad.
(4)Francis Schaeffer explica la importancia para una sociedad, de contar con un “campo unificado de conocimiento” como la manera de que el hombre halle significado y valor a su vida y las mejores maneras de promover la existencia humana. Schaeffer, Francis, 1982. The complete Works of Francis Schaeffer. A Christian View of Philosophy and Culture.

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